domingo, 27 de febrero de 2011

Cenicienta

Y de repente un día te levantas y todo da un giro de 180º y cuando te das cuenta estás en el extremo opuesto de la bola.
Una mañana aparentemente normal ocurrió. Conocí a Alexandre y desde ahí supe que todo iba a cambiar.
Un día al salir de trabajar me dijo como tantas veces lo había hecho de irnos a dar una vuelta. Acepté. Cogí el coche. Me estaba esperando en nuestro sitio secreto. Le seguí. Me llevó a un parque, precioso. Predominaba el verde en los árboles y colores cálidos en las flores. Había laguitos rodeados por árboles y caminitos de arena. Estuvimos hablando un buen rato sentados en un banco que tenía las mejores vistas  a una fuente super bonita, blanca, que emanaba agua de las bocas de los ángeles en lo más alto y tenía cinco pisos. Se oía el dulce susurrar del agua caer poco a poco, piso por piso, hasta el final. Sentí frío. Alexandre me  posó su chaqueta sobre mis hombros y abrió la puerta de su coche. Nos sentamos. Me miró a los ojos. Sonrió. Y sacó una rosa, azul con motitas violetas. Mis colores favoritos. Me sorprendió mucho ese detalle. Me miró de nuevo pero esta vez me hizo una pregunta. La que siempre había soñado que me hicieran pero nadie la hizo, hasta esa noche. Me quedé atónita, no sabía qué hacer ni qué decir, hasta que pude vocalizar.

domingo, 20 de febrero de 2011

lágrimas bajo la lluvia

Y de repente comprendió que todo había cambiado, ya no era igual, el tiempo había pasado por todos, sobre todo por él, y no lo comprendió hasta entonces. No sé si fue la distancia, quizás el orgullo o incluso el rencor, la cuestión es que no eran los mismos que disfrutaban en antaño tan solo con una sonrisa o se entendían a la perfección con una simple mirada de complicidad, los mismos que se besaban hasta enloquecer de amor. No eran los mismos en aquel día gris, no eran los mismos…

jueves, 17 de febrero de 2011

Quizás es el tiempo que nos hace madurar, quizás sean cosas que pasan o incluso quizás sean esos días raros que todos tenemos. Pero llega un día en el que te planteas ciertos aspectos de tu vida y te das cuenta de que tus acciones o tu comportamiento ante ciertas situaciones no te hace feliz, sino mas bien todo lo contrario.
Es tiempo de cambiar y dejarse las chorradas por un momento, dejar surgir la vida aparcando el miedo a sufrir porque de esta forma anulas ciertas cosas que te pueden hacer esbozar una enorme sonrisa y no disfrutas. No disfrutas de la vida y sus encantos que, al fin  y al cabo de eso se trata, de descubrir esas pequeñas cosas que te pueden hacer sentir mil cosas a la vez, como niños jugando a ser felices. Y la dejas pasar delante de tus ojos, sin sumergirte en ella, sin vivirla, sin sentirla.